Nueva Acrópolis y la filosofía practica

Una característica de Nueva Acrópolis es ser práctica. Generalmente, se entiende que la persona espiritual es una persona que tiene que estar despegada del suelo, como volando en las nubes, y eso es mentira. El Hombre verdaderamente espiritual tiene que poder dominar la materia, porque si no domina ni siquiera la materia, muy mal va a dominar lo que es más difícil de dominar que la materia.

Para poder llegar al día de mañana necesitamos vivir el día de hoy, aunque eso no impide que tengamos toda la ilusión del mundo, todos los proyectos hacia el futuro, pero hace falta vivir hoy, aquí, ahora. Lo que trata de crear Nueva Acrópolis es una especie de módulo de supervivencia a través de estos tiempos duros, donde mujeres y hombres realmente capacitados pueden avanzar aun contra el viento y la tormenta. Cuando se conocen las leyes de la Naturaleza, aunque estemos en una noche muy oscura, no tenemos miedo porque sabemos que mañana va a amanecer, pero hay que llegar a mañana, hay que encender antorchas para guiarse en la noche, hay que encender hogueras para que la gente pueda encontrar su camino, hay que tener el valor de encender las lámparas, no hay que temer a la oscuridad.

La filosofía es una doctrina para gente valiente que se atreva a vivir realmente. No es una forma de capricho, no estamos aquí porque no podamos estar en otra parte, estamos aquí porque queremos, porque nuestra voluntad ha podido más que el calor y las incomodidades. Esto que hacemos en pequeño ahora lo tenemos que hacer en todas las cosas, donde la voluntad se imponga a la adversidad, donde el valor sea más fuerte que el miedo, donde el trabajo sea más real que el ocio.

Es fácil y es difícil, ahí está la elección: subir al carro de la Historia o ser arrastrado por ella. No esperemos auxilio ni de los extraterrestres ni de ninguna otra parte. La Humanidad debe redimirse, salvarse a sí misma, con fe en Dios. Dios es lo más evidente que existe, pero Dios está en nosotros, no es algo que esté en algún lugar arriba, lejos. No, está en todos nosotros, en los árboles, en los animales, en las piedras; eso ya se dijo en esta ciudad hace veinticinco siglos, pero es bueno repetirlo. Dios está en todas partes, en todas las cosas, en todos nuestros actos y pensamientos.

Pero debemos ser conscientes de ello para poder seguir adelante, hacia un mundo que no solamente sea nuevo sino mejor. No basta con hacerlo nuevo, hace falta hacerlo mejor. Si yo tengo un par de zapatos y los cambio por otros que sean peores, he hecho un cambio, sí, pero cuando camine unos cuantos metros por la calle gritaré de dolor. Si vamos a cambiar, hay que hacerlo para mejor. De ahí que el mundo nuevo no solamente tiene que ser diferente o nuevo, debe ser mejor, más útil. Hacia ese mundo mejor nos encaminamos con todos nuestros esfuerzos, y las puertas de Nueva Acrópolis en todos los países del mundo están abiertas para todos.

Hay miles y miles de personas en todo el mundo que marchan gracias a esta concepción del mundo, no como un sacrificio, sino con alegría, con esa alegría que vuestros antepasados llamaban epopteia. Hay que abrirse como los capiteles sobre las columnas. Sobre esta columna nuestra que surge de la tierra podemos abrir un capitel en las alturas donde el aire sea más puro, donde no haya contaminación, donde podamos volver a unirnos otra vez para ser más fuertes, para ser mejores.

Jorge Ángel Livraga
Fundador de la Escuela de FIlosofía Nueva Acrópolis

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